En las últimas semanas, debido al debate que se abrió respecto a otorgar o no a los adultos mayores el permiso para poder hacer salidas controladas, una generación entera está en boca de todos. Y es que a la tercera edad se le está haciendo muy difícil afrontar la cuarentena, sobre todo para aquellos que por diferentes razones viven solos.
La soledad es una situación que puede inducir múltiples patologías en las personas mayores, tales como depresión, deterioro cognitivo, demencia, enfermedades cardiovasculares, desnutrición, y otras derivadas del hecho de no tomar correctamente la medicación o incluso olvidarla. Por otro lado, la reducción de las salidas se traduce en un empeoramiento de las enfermedades de tipo óseo, como la artrosis.
Las familias intentan hacerle frente al confinamiento de todas las maneras posibles. El hecho de estar separados no implica tener que estar aislados. Lo importante es poder recrear como se pueda esos vínculos, mediante llamadas, video conferencias o whatsapp. Es de suma importancia mantener el contacto y reemplazar las visitas con alguno de estos recursos.
Perder los vínculos puede perjudicar la salud física de los mayores.
Edith Labos, especialista en neuropsicología y directora del Laboratorio de Funciones Cognitivas de la Universidad de Buenos Aires , explica que hay algo que se llama reserva cognitiva: son los recursos que un sujeto tiene para poder afrontar situaciones nuevas y difíciles. Una de las reservas cognitivas más fuertes es la interacción social. Si estos vínculos se cortan el sujeto está en presencia de un vacío, de una carencia. Puede enfermarse más y volverse más vulnerable.
Es por eso, que parte de la responsabilidad recae sobre las familias de los adultos mayores, que tendrán que hacer más frecuente el contacto digital o telefónico para suplantar la presencia física perdida. Es muy importante tratar de tener un contacto más frecuente, llamarlos más seguido, preguntarles cosas y estar dispuestos a escuchar.
En la Ciudad de Buenos Aires, se desplegó un programa de voluntariado llamado “Mayores Cuidados”, donde personas jóvenes se han postulado para asistir a los mayores de su barrio. Este programa de la Ciudad está orientado a brindar asistencia telefónica, hacer compras en farmacias y comercios de proximidad y el paseo de sus mascotas, entre otras necesidades, durante el aislamiento preventivo y obligatorio.
A pesar del contexto y según algunos estudios realizados, parece ser que no se ha incrementado notablemente el desborde emocional de los mayores. Por el contrario, la gente mayor parece estar arreglándoselas bien. Son quienes menos infringieron la cuarentena. Están estimulados y son creativos con el uso de su tiempo libre. Ya tuvieron que aprender a renovar sus proyectos antes, cuando se jubilaron. Aprendieron a ser personas resilientes, a superar las adversidades en la vida y una vez más son quienes nos educan con el ejemplo y nos enseñan como siempre lo han hecho.