Se termina, después de tanto, un año que, a todos, en mayor o menor medida, nos dio una buena sacudida… Ya sea material o emocional, todos nos vimos afectados por un 2020 que, por momentos, parecía empeñado en complicar la situación.

Y ahora llegan las fiestas… ¿cómo afrontarlas?, ¿cómo vivirlas si son las primeras sin un ser querido que se fue en medio de tanto caos?

“Después de todo, la muerte es un síntoma de que hubo vida”.  Mario Benedetti

Las primeras fiestas sin esa persona

Tomando la idea que nos presenta esta primera frase, podemos pensar en que, si hubo vida, también hay recuerdos, experiencias y momentos vividos en conjunto. 

Hoy, de ahora en más, esos recuerdos oficiarán de “salvavidas” cada vez que sintamos que nos alejamos de esa persona o que la necesitamos un poquito más cerca.

Lo que sucede con la época de la Navidad y fin de año es que, indudablemente, es un momento en el que los balances, las reflexiones y los cierres se hacen presentes, y sentir la falta de quien se fue es tan inevitable como necesario.

Frente a esta ausencia que toma cuerpo y espacio tanto en nuestra mente como en nuestra casa, ¿por qué no decidimos honrarla? ¿Por qué no tomar los “síntomas de que hubo vida” para acercarnos a todo lo que nos brindó?

El duelo desde la psicología

Sigmund Freud define al duelo como «la reacción frente a la pérdida de una persona amada”. Afirma que, pasado cierto tiempo, se sale de la etapa de duelo, y considera incluso “inoportuno y dañino perturbarlo”.

¿Qué quiere decir con esto? El duelo es una parte inevitable de la pérdida de un ser querido. Consecuentemente, es algo inevitable si se trata de la vida en sociedad, puesto que ¿qué más lindo que querer y ser queridos?

Al ser inevitable, también es inevitable tener que atravesarlo.

Y todas las primeras veces que vivimos sin esa persona, son parte de él. Es así. Estamos haciendo el duelo mientras vivimos estas fiestas. Es normal, es sano y está bien. 

                              

«El duelo normal vence, sin duda, a la pérdida… La realidad pronuncia su veredicto: la persona ya no existe más” Sigmund Freud

¿Cómo podemos pasar estas fiestas, entonces, transitando un duelo?

Cualquiera sea la etapa en la que te encuentres, sería importante, para quien continúan acá, en este plano, que estas fiestas te enfoques en lo que sí tenés, en lo que sí podemos hacer para honrar y rememorar a quien se fue. 

Tenemos que reconocer la pérdida y aceptarla como parte de una nueva realidad, y eso implica hacer el duelo o lo que también se conoce como “duelar”. 

Hacer el duelo va de recordar a la persona que se fue con el fin de traerla al presente y dar cuenta de ella. Lo que sucede en la época de las fiestas es que, al ser un momento de reunión familiar un tanto excepcional, donde abundan los regalos, las mesas grandes y los brindis, el hueco que quedó por quien se fue queda demasiado al descubierto, y no hay más remedio que verlo y dar cuenta que ya no está ni estará físicamente entre nosotros. 

Las fiestas, en este sentido, son un gran “darse cuenta”. La realidad que se nos presenta ya no nos permite fantasear más con que aún está; eso es lo que, en cierto punto, se hace con los recuerdos: traer a la persona al presente de manera constante. 

Y frente a la realidad, uno siempre tiene dos opciones: enojarse y estancarse, o intentar tomar lo positivo de ella para evolucionar.

Te proponemos un ejercicio: Hacé una lista de las costumbres de tu familia en las navidades y año nuevo. Indagá para descubrir si hay alguna que la haya implementado tu ser querido. Recordá, si no, cuál era la que más le divertía.

¿Comía uvas a las 12 por la tradición española?

¿Salía a caminar con una valija amarilla para atraer viajes?

¿Brindaba con alguna bebida especial?

 

El duelo tiene etapas que tenemos que transitar para poder continuar con nuestra vida en paz, sin melancolía, aceptando la naturaleza de la muerte: esa persona vivió, nos quiso, la adoramos, y nos ha dejado tanto… Así como hay una primera fiesta, habrá otras más, y con muchísimos otros seres queridos: hijos, amigos, parejas, hermanos…

Por ellos y por quien se fue, tal vez, después de llorar lo necesario, sea un buen momento para resignificar las fiestas, esa silla que ahora está vacía, y sustancialmente, cómo rememorar y conectar con quien no está físicamente, pero permanecerá siempre en la memoria y el corazón de quienes más lo han querido.

 

“Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias”. Eduardo Galeano