Las fechas importantes suelen traernos un dejo de nostalgia que invaden los días previos. Sobre todo si estamos atravesando un duelo.  

El día del padre suele ser una de esas fechas, siendo más movilizante aún si consideramos que este año dicha celebración se mezcla con los sentimientos que trae aparejado el aislamiento social y preventivo por el Covid, lo que provoca una mezcla de emociones y sentimientos que en oportunidades no sabemos muy bien cómo manejar.

La nostalgia es algo muy propio del ser humano y de su red emocional, tanto si estamos atravesando una pérdida reciente o una que aconteció hace tiempo ya. Perder a nuestro padre suele ser duro y perderlo durante el confinamiento provoca un dolor multiplicado.

Atravesar por un duelo puede ser un proceso difícil de afrontar en esta situación tan particular que nos toca vivir. La reclusión en la cual nos encontramos incrementa el dolor por la pérdida, sobre todo porque estamos distanciados de nuestros seres queridos, quienes tienen un papel fundamental a la hora de acompañarnos y contenernos. Una videollamada no es capaz de reemplazar un abrazo cálido y genuino en momentos de pérdida.

Las fases del duelo

 “El duelo consta de dos fases: la personal y la social. Esta segunda fase se ha visto disminuida considerablemente, por lo que la personal será más dolorosa y duradera”, apunta el decano del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña. Nos tuvimos que adaptar a una realidad completamente diferente a la que vivíamos y este cambio de rutina, a nivel emocional se traduce ya como una pérdida. Si le sumamos la ausencia física de un padre, la situación se convierte en algo difícil de transitar.

El funeral, en nuestra cultura, es parte del duelo, es lo que nos permite sentirnos acompañados durante el tránsito hacia una nueva vida sin esa persona que fue tan importante en nuestra historia. De repente nos vimos prohibidos de este ritual tal y como lo conocemos, teniéndonos que amoldar a una realidad diferente.

En este caso es fundamental realizar un rito individual y personal. No importa cómo lo hagamos, pero es necesario ese apoyo; en algún otro momento podremos realizar un duelo social. Un buen recurso puede ser escribir una carta expresando todas aquellas cosas que nos quedaron por decir, sean buenas o malas. 

Historias y recuerdos

Si nuestra pérdida no es reciente y sentimos la necesidad de rendir un homenaje o sentirnos más cerca de papá, también podemos optar por tener nuestro ritual, como por ejemplo ver fotos y rememorar esos recuerdos que se nos vienen a la mente, desbloqueando así sentimientos y aliviando el peso de la ausencia. Traer al presente emociones positivas nos permitirá estar cerca suyo aunque no nos acompañe físicamente. 

Es importante sentir la presencia de quienes se fueron hace tiempo, aunque esta se traduzca en recuerdos e imágenes de momentos gratos vividos juntos. 

También es importante recordar buscar ayuda profesional psicológica si es necesario. Otra opción es recurrir a grupos o personas que hayan atravesado por la misma situación para recibir apoyo y contención, aunque más no sea a distancia.

Cada proceso es personal y diferente. Ayuda poder recordarlos con cariño, pensando en todo lo vivido, recordando historias cálidas e incluso anécdotas divertidas. Ellos nos acompañan siempre. Utilicemos los buenos recuerdos para seguir creando historias felices alrededor de nuestros padres.